Las Monedas de ORO del Trienio Constitucional – Fernando VII

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El artículo que les ofrecemos a continuación es la segunda y última parte del estudio que hemos dedicado a las monedas de oro peninsulares del Rey Fernando VII una vez que este regresó a España tras la Guerra de Independencia.

Si bien en el artículo anterior nos centramos en las emisiones realizadas durante sus dos periodos absolutistas en esta ocasión veremos las emitidas por el Trienio Liberal (1820-1823), este tipo de acuñaciones son el testigo de un momento clave de la historia de España.

 

 

 

En Mayor 25 estamos acostumbrados a tratar con este tipo de piezas y consideramos que éstas son una adquisición relevante dentro de cualquier colección de moneda antigua española.

 

 

La etapa constitucionalista dio inicio en el mes de marzo del año de 1820, momento en el que el Monarca se vio obligado a jurar la Constitución tras el alzamiento militar iniciado por Rafael del Riego y Antonio Quiroga en enero de ese mismo año, en la localidad de Cabezas de San Juan, en Sevilla.

 

 

La imposición del experimento liberal supuso la paralización de la monarquía absolutista durante tres años y esta variación en el poder conllevó, como suele ser habitual, una modificación en el diseño de las monedas que legitimase la nueva situación política. Al final del artículo veremos cómo estos cambios en el diseño fueron solo una de las variaciones llevadas a cabo en el Sistema Monetario Español, que fue objeto de una reforma que trató de alejarlo de los conceptos ya obsoletos de la economía tradicional.

 

 

A simple vista las nuevas monedas de oro pueden parecer similares a sus predecesoras, pero las variaciones introducidas fueron realmente importantes, como vamos a ver ahora. El retrato “a la heroica” se sustituyó por uno menos idealizado al que se desposeyó de la corona de laurel, dando por tanto una imagen del Rey menos áulica, este tipo de busto se conoce coloquialmente como “cabezón”.

 

 

Las leyendas se escribieron por primera vez en español en vez de en latín, por influencia del movimiento liberalista, que también variaría el contenido de las mismas: la leyenda del anverso, que anteriormente justificaba el reinado del monarca únicamente por legitimidad divina, ahora lo hacía por Dios, pero también por la Constitución; la leyenda del reverso, que anteriormente contenía una sentencia de carácter religioso, pasaba ahora a indicar el título del soberano como “REY DE LAS ESPAÑAS”. La unidad de cuenta utilizada, siendo anteriormente la de los escudos, pasaba a ser el real de vellón por influencia francesa y como medio para homogeneizar el numerario.

Estas emisiones áureas se realizaron los años de 1822 y de 1823, no habiéndose realizado durante los años de 1820 y de 1821 por no haber finalizado todavía los debates parlamentarios que dieron a luz a estas nuevas piezas, en las monedas de plata si podemos encontrar algún ejemplo muy puntual en el que este diseño si se utilizó en el año de 1821. Los valores en que podemos encontrar las monedas de oro son de 80, 160 y 320 reales de vellón, que equivalen a los valores de 2, 4 y 8 escudos respectivamente. Barcelona, Madrid y Sevilla fueron las tres cecas en las que se labraron y de entre éstas fue la villa y corte la única en llevar a cabo la fabricación de los tres diferentes valores.

La reforma del Sistema Monetario Español del Trienio fue suprimida tras la finalización del mismo, aun así, marcaría el rumbo a seguir a partir del reinado de la futura Reina Isabel II, hija de Fernando VII.

 

 

Esta reforma trató de solucionar la crisis económica y monetaria acaecida tras la paralización del envío de los metales indianos a la península, que fue una consecuencia de los movimientos de independencia surgidos en estos territorios.

 

 

Hubo dos principales factores que impidieron al antiguo sistema solucionar la situación, a saber, su desfase con respecto a las políticas económicas de las potencias de su entorno, especialmente las de Inglaterra y Francia, y la preocupante subordinación a la moneda francesa, consecuencia de la introducción paulatina que ésta había tenido en la Península.

 

 

En lo que respecta exclusivamente al terreno numismático queremos destacar tres principales modificaciones: El nuevo diseño de la moneda constitucional, la unificación de la unidad de cuenta en el real de vellón y la reforma de las Casas de Moneda, que pasarían a ser Fábricas Nacionales de Moneda.

 

 

Como conclusión puede afirmarse que el proyecto económico liberal presentaba una verdadera intención de transformar el Sistema Monetario Español para adaptarlo a las nuevas tendencias de la Edad Contemporánea. La corta duración del mismo, sumada al profundo arraigo de las ideas económicas tradicionales, impidieron la materialización de la reforma, que no se iniciaría realmente hasta la segunda mitad del S. XIX.

Esperamos que haya resultado de su interés este artículo sobre la moneda de oro de Fernando VII, así como de la breve introducción que acabamos de hacer sobre la reforma del Trienio Liberal, a la cual podría dedicarse, sin duda, un artículo de forma exclusiva por la profundidad e importancia de la misma.

Como siempre gracias por acompañarnos y un saludo desde Numismática Mayor 25.

 

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