Acuñaciones en cobre del Rey Fernando VII

El Rey Fernando VII (1784-1833), “El Deseado”, reinó en España desde 1808 hasta 1833, en lo que fue un periodo convulso y polémico marcado por episodios como la invasión napoleónica de España entre otros.

 

El año 1814, tras la victoria contra el Imperio francés en la Guerra de Independencia, el Rey hizo su entrada triunfal en la ciudad de Madrid.

 

 

Trató de contrarrestar los efectos de la guerra, y al mismo tiempo, continuó su trasformación hacia un sistema económico moderno siguiendo los pasos de su abuelo Carlos III , a quien este admiraba de especial manera. Con todo, sus acuñaciones fueron similares a las de su padre, Carlos IV, aunque encontramos un incremento tanto del número de cecas como de diseños, lo que hace de este un periodo realmente interesante para el coleccionismo de numismática.

Hemos diferenciado sus acuñaciones por metales, estableciendo tres categorías: cobre, plata y oro  y presentamos aquí el capítulo que dedicamos a las monedas acuñadas en cobre, dividido a su vez en dos bloques: Acuñaciones peninsulares (incluyendo Baleares) y acuñaciones no peninsulares.

 

 

Nuestra intención aquí y ahora es aportar una imagen general de sus emisiones y por ello no veremos todas las piezas acuñadas en el periodo ni todas sus variantes sino una gran mayoría de ellas para que la exposición resulte significativa.

 

 

ACUÑACIONES PENINSULARES EN COBRE

La denominación de las monedas de cobre acuñadas en las cecas peninsulares de Jubia, Pamplona y Segovia fue la de maravedís, siendo este el término más habitual para la moneda de cobre. También se emitieron monedas con denominaciones diferentes en Cataluña y Mallorca, como veremos más adelante.

Los principales valores nominales del maravedí fueron de uno, dos, cuatro y ocho maravedís (excepcionalmente de medio, uno, tres, seis y ocho maravedís en Pamplona; tampoco se acuñó el divisor de un maravedí en la ceca de Segovia).

 

 

Su diseño habitual muestra el busto de Fernando VII en el anverso (puede variar), flanqueado por la marca de ceca y el valor nominal y rodeado por la leyenda “FERDIN.VII.D.G.HISP.REX”, bajo el busto se sitúa el año de acuñación; la tipología de reverso es menos homogénea y aunque no puede establecerse una norma común para todos ellos, los reversos habituales en las cecas de Jubia y Segovia cuentan con el escudo laureado de Castilla y León con flores de Lis en su centro (también excepcionalmente los 8 maravedís de Pamplona de 1823); otras monedas, como algunas con valor de ocho maravedís acuñadas en Jubia y Segovia en 1822 y 1823, en vez de corona de laurel, cuentan con la leyenda “REY DE LAS ESPAÑAS.” y la marca de ceca.

 

 

En los maravedís de la ceca de Pamplona, en el anverso se sigue el diseño de busto, flanqueado por valor nominal y leyenda “FERDINANDUS.III.DG.NAVARRAE.REX” (varía para algunos valores) y año de acuñación en la parte inferior y en el reverso aparece habitualmente el escudo de Navarra con corona real sobre Cruz de Malta y la leyenda “CHRISTIANA.RELIGIO” y la marca de ceca; como excepción encontramos los 3 maravedís acuñados en los años 1829, 1830, 1831 y 1833, cuyo reverso muestra el escudo de Navarra con corona real pero sin cruz de malta y con la leyenda “REX.NAVARRAE”, en la parte inferior aparece el año de acuñación.

 

 

En Cataluña la moneda de cobre habitual recibió el nombre de cuarto, pudiendo encontrar valores de un cuarto, cuarto y medio, dos, tres y seis cuartos; también cabe mencionar el menor de los divisores, el ochavo. El diseño habitual de anverso en estas acuñaciones cuenta con el escudo real coronado, cuyo estilo puede variar, con los cuarteles de Castilla y León, las flores de Lis y Granada; la leyenda habitual es “FERDIN.VII.HISP.REX”, pudiendo variar en los valores de tres y seis cuartos por “FERNAN.7º.REY.CONSTITUCIONAL”. En los reversos el diseño habitual tiene el escudo del Principado catalán en su centro (estos pueden variar) y el valor nominal en la parte inferior, la leyenda mas recurrente es “PRINCIP.CATHAL”, variando para los valores de tres y seis cuartos por “PROVINC.DE.BARCELONA”.

 

 

En Mallorca la moneda con denominación propia fue el resultado de situaciones particulares y menos abundante que en los casos anteriores. En Mallorca se emitieron monedas de doce diners, siendo el modelo de 1812 el más común; en su anverso aparece el busto del Rey rodeado por orla y leyenda “FERDIN.VII.DEI.GRATIA” y el año de acuñación, y en el reverso aparece el escudo coronado con cruz ancorada y cuarteles de Castilla y León y flores de Lis, también encontramos el valor nominal y la leyenda “HISP.ET.BALEARIUM.REX”.

 

ACUÑACIONES NO PENINSULARES EN COBRE

La moneda acuñada en los territorios americanos cuenta con un elevado número de cecas y diseños, siendo importante señalar que esto es en parte debido a las revueltas de independencia de los territorios americanos, lo que a su vez generó acuñaciones realistas e insurgentes. La mayoría de moneda emitida durante el reinado de Fernando VII en estos territorios recibió la denominación de octavos y cuartos. Las cecas americanas fueron: Caracas, Popayán, Guayana, Durango, Lagos, Maracaibo, Méjico, Nueva Vizcaya, Santa Marta, Santo Domingo, Cartagena, Sierra de Pinos, Tecolotlán, etc.. En Filipinas, Manila. Muchas de estas cecas aparecen para acuñación de piezas de conveniencia ante los comienzos de las insurrecciones durante los procesos de independencia.

A continuación, analizamos las piezas emitidas por algunas de las cecas que usaron esta denominación.

En Caracas, se acuñaron octavos y cuartos; su diseño de anverso cuenta con un escudo coronado de León y Cruz de Santiago, además de con el nombre de la ceca en la leyenda y el año de acuñación; su reverso está compuesto por un monograma de Venezuela y bajo este el valor nominal. En otra de las cecas, en Maracaibo, las acuñaciones fueron de un cuarto o de dos cuartos, y sus diseños recuerdan a las piezas de un cuarto de real en plata de esta misma época; en ambos casos el reverso se llena con el valor nominal, para las piezas de un cuarto el anverso es ocupado por el León, mientras que para el valor de dos cuartos el anverso es ocupado por el escudo real.

 

 

En la casa de la moneda de Mexico, ante la escasez de pequeño numerario y para sustituir las fichas o medios de cambio particulares en uso (tlacos, señales y pilones) el Virrey Calleja ordenó la acuñación de monedas de cobre como la de dos cuartos que equivaldría al octavo de real.

En su anverso se aprecia un escudo de monograma coronado y valor VII en números romanos flanqueado por la marca de ceca y el valor nominal y debajo los diferentes años de acuñación. El reverso es como el de los maravedis peninsulares, con escudo de Castilla y León con flores de lis y corona de laurel.

 

 

Fué en la Nueva España donde tras el comienzo de los levantamientos proliferaron más estas cecas de conveniencia, tanto del lado realista como del lado insurgente.

En la ceca de Santo Domingo se emitieron monedas de cobre con valor de un cuarto. En su anverso podemos ver la “F” y el “7” coronados, mientras que en su reverso la marca de ceca “SD” y el valor nominal se encuentran enmarcados por una corona de laurel; resulta característica la ausencia de fecha de acuñación en estas piezas y su elevado número de pequeñas variantes.

 

 

En Filipinas, la ceca de Manila, acuñó valores de octavo, cuarto, dos cuartos y cuatro cuartos; el diseño habitual muestra el escudo real en anverso, que en algunos casos se encuentra flanqueado por el valor nominal, y la leyenda “FERD.VII.D.G.HISP.ETIND.R.MR” (puede variar); los reversos más habituales siguen el diseño con león coronado y los dos mundos y la leyenda “F.VTRAP.VIRT.PROTEGO”, apareciendo también la fecha y marca de ceca en la parte inferior.

 

 

Esperamos que este resumen sobre las acuñaciones fernandinas en cobre les haya resultado de interés y les animamos a profundizar en este interesante campo de la numismática española.