MONEDAS VISIGODAS EN HISPANIA: Reino de TOLEDO
Los visigodos (godos del oeste), al igual que los ostrogodos (godos del este), fueron pueblos germánicos envueltos en las grandes migraciones del comienzo de la edad media. Los primeros arrasaron Roma, pasaron a la Galia, estableciendo un reino en Tolosa (418-507 d.C.) y de allí fueron forzados a pasar a Hispania donde acabaron estableciendo otro reino con capital en Toledo (555 d.C.).
Al principio continuaron acuñando copias de monedas de oro romanas y bizantinas, sólidos y tremises, hasta el Emperador Justino II. Es durante el reinado de Leovigildo cuando comienzan a acuñar tremises con carácter propiamente visigodo aunque esto se fué haciendo de manera gradual en diferentes fases desde una etapa inicial con el busto y leyenda del emperador y el símbolo de la victoria en el reverso (1), pasando por monedas de prueba en las que se sustituyen leyendas latinas por otras como “CVRRV …” (2) desligándose de la normativa imperial bizantina, continuando con la sustitución del busto y leyenda del emperador por las del propio rey (3 y 4) y así hasta llegar a la moneda visigoda propiamente dicha (5).
Se piensa que Leovigildo inicia estas acuñaciones tras el fallecimiento de Justino II (578 d.C.) como forma de independizarse del imperio y también como reacción ante un factor político y religioso al tener una disputa interna contra su hijo Hermenegildo, apoyado en un principio por los bizantinos. . Lo que Leovigildo pretendía era consolidar su poder como rey, sobre todo al haber vencido a Hermenegildo, a los suevos, y a los bizantinos. En definitiva, se puede asegurar que el rey Leovigildo continuó con el estilo monetario bizantino al principio pero sutilmente alteró este modelo como herramienta para sus pretensiones políticas. Como norma general, aunque no siempre se cumple, en el anverso de la moneda se fijaban el nombre del monarca y su título, y en el reverso se marcaba el epíteto del monarca y la denominación de la ceca. Aparecerán epítetos como los de Pius (6) y Iustus (7).
Las cecas estarían integradas dentro de la administración territorial del Reino visigodo de Toledo, organizado según el modelo romano que implantó Diocleciano de prefecturas y diócesis. Se encontrarían organizadas jerárquicamente.
Un primer grupo serían las urbes de mayor importancia dentro del Reino de Toledo: Toleto, Emerita, Ispali, Tarraco, Córduba, Brácara, Narbo y Caesaraugusta y estas estuvieron acuñando durante todo el reinado de los visigodos en Hispania. También hubo muchas otras pero eran de menor relevancia. En total hubo 94 cecas y estas con su propio estilo y tradición.
El número de Reyes que acuñaron en Hispania monedas ya propiamente visigodas fueron 18 entre los años 572 y 711 d.C. (desde Leovigildo hasta Don Rodrigo). A lo largo de los diferentes reinados hubo variaciones en las piezas labradas con diferencias de estilo, peso y pureza del oro. Chindasvinto con su hijo Recesvinto llevó a cabo una reorganización centralizada volviendo a estilos anteriores, controlando los pesos y purezas y reduciendo el número de cecas. Idearon los monogramas de ceca (9) que se volvieron a emplear en la co-regencia posterior de Egica y Witiza (10).
El reino Visigodo de Toledo vió su fin en el 711 d.C. tras la batalla de Guadalete siendo Don Rodrigo su último Rey.
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