El busto en las monedas de oro de Carlos III

En este artículo vamos a estudiar el busto acuñado en las monedas de oro emitidas por el Rey Carlos III después de la Real Pragmática del día 29 de mayo del año de 1772.

En las monedas de plata posteriores a dicha pragmática se establecieron dos tipologías claramente diferenciadas para las monedas de plata acuñadas en la Península Ibérica y para aquellas realizadas en los territorios de ultramar. En el caso de las monedas áureas no fue así, y se impuso un diseño único para todas aquellas labradas en los territorios de la Corona.

Tomás Francisco Prieto, quien fuese Grabador General y Director de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, se encargó de desarrollar este tipo único para la moneda de oro en base al estudio que él mismo había realizado dos años antes. Este modelo en bronce dorado, que se conserva todavía en la propia academia donde se desarrolló, nos muestra un busto de Carlos III que viste una armadura cubierta por el manto de armiño, banda, corbatín y el collar de la Orden del Toisón de Oro, también luce una peluca descubierta con coleta larga y anudada.

 


Este “busto propio” reúne varios de los elementos que pueden encontrarse en las monedas de plata: la coraza es, por ejemplo, un atributo propio de las emisiones indianas en este metal, mientras que el manto real lo es de las metropolitanas. También se añadieron atributos al busto que no están presentes en las monedas de plata, como es el caso del collar de la Orden del Toisón de Oro.

Vamos a citar a continuación el fragmento de la Pragmática en el que el Rey especificó cómo debía de ser su efigie en estas monedas:

“(…) he mandado, que toda la moneda de oro nacional, que se labre, así en las Reales Casas de estos reinos, como en las de América, lleve en el anverso mi Real Busto, vestido, armado, y con Manto Real (…)”

Podemos ver aquí unos ejemplos tanto de monedas acuñadas en la Península como de monedas acuñadas en América, en las que puede verificarse, en efecto, que el diseño es el mismo en todos los casos. Esta homogeneidad en el tipo de las emisiones afecta a todos sus elementos y no solo al busto, por lo que el anverso y el reverso son idénticos en todos los casos. Cabe destacar, entre otras diferencias respecto de las monedas acuñadas en plata, que el Escudo Real cuenta con un mayor número de cuarteles y está rodeado por el collar de la Órden del Toisón, cumpliendo así con el dictamen de Carlos III: “lleve (…) mis Reales Armas, con todo el lleno de cuarteles, que le componen al presente, conforme a mis Reales Órdenes (…)”.

Existe un caso particular que es el de las monedas de ½ escudo. Vamos a ver directamente qué es lo que la Pragmática específica para este valor:

“En la Moneda Provincial de Oro, que corre con el nombre de Escudito, o Veinten, se pondrá mi Real Busto, del mismo modo que en la Nacional, aunque reducido a su corto tamaño, y con sola la inscripción de Carol.III.D.G.Hisp.R. por fabricarse en estos Reinos, y no en los de Indias; y en su reverso llevará el Escudo de mis Armas en pequeño, o con las más principales solamente, sin lema en su circunferencia, ni la letra, y número de su valor, conviniendo en todo lo demás con la Moneda Nacional de Oro.”

Como hemos podido ver, según las palabras del propio monarca, los elementos introducidos debían adaptarse al pequeño tamaño de estas piezas, cuyo diámetro es de 15 milímetros. En ningún momento se varió el diseño del retrato pero sí otros aspectos de la moneda. La leyenda del reverso se eliminó y la del anverso se acortó al no indicar que Carlos III era también Rey de las Indias, porque estas monedas sólo se realizaron en las cecas peninsulares. El Escudo Real se simplificó y pasó a representar sólo las “Armas principales”, que coinciden con las utilizadas en la moneda de plata. También se omitieron la letra y el número que indicaban el valor de las piezas. Si bien estas monedas recibían el apelativo coloquial de veintén o escudito, según nos dice la propia Pragmática, actualmente es más común referirse a ella por medio de la palabra “durillo” o simplemente como monedas de ½ escudo.

Como resumen se puede afirmar que la moneda carolina presenta un contraste entre el diseño variado de la moneda de plata y el unificado de la moneda de oro, y cabría destacar el modelo de busto plasmado en estas últimas por su carácter icónico en la configuración de la imagen de Carlos III. Por último, llamar también la atención sobre la figura de Tomás Francisco Prieto, brillante grabador y responsable de la elaboración de la mayoría de monedas y medallas de este monarca. Durante este reinado se llevaron a cabo otros diseños en ambos metales pero todos ellos previos a la Pragmática del 29 de mayo de 1772.

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