Monedas de plata de ultramar de Carlos IV

En este artículo vamos a ver de forma general las monedas de plata acuñadas a nombre del Rey Carlos IV en sus territorios americanos.

Durante este periodo se continuó acuñando un alto volumen de monedas en este metal en las cecas ultramarinas y, a pesar de que no es un periodo que se caracterice por una gran variedad de diseños, sí cuenta con algunas particularidades que veremos a continuación.

Esta etapa abarca desde el año de 1788 hasta el año de 1808, siendo el año de 1789 el primero en que se acuñó moneda de plata a nombre de este soberano en las casas de moneda americanas, algo normal si tenemos en cuenta que su ascenso al trono se produjo el 14 de Diciembre de 1788, ya a finales de ese año, tras la muerte de Carlos III.

Apuntar que en la Península si se acuñaron monedas fechadas en lo que fue su primer año de reinado, pudiendo encontrar de hecho monedas elaboradas en el año de 1788 tanto suyas como de su padre.

En los territorios americanos se acuñaron monedas de Carlos IV en todos los valores, desde las pequeñas piezas de medio real hasta los reales de a ocho.

También se realizaron unas pequeñas monedas de un cuarto de real que solo encontramos en este reinado y en el de su hijo Fernando VII, y anecdóticamente también en el de Felipe V.

Éstas serán objeto de un futuro artículo en el que las trataremos con mayor detenimiento.

Las monedas con los valores que podemos considerar como habituales pueden dividirse en dos grupos: aquellas en las que se plasmó el retrato de Carlos III pero a nombre de Carlos IV, que son muy abundantes; o aquellas en la que se utilizó ya el busto del nuevo monarca.

Las emisiones en las que todavía encontramos la imagen del rey anterior se realizaron en la mayoría de las cecas durante los primeros años y en ellas podemos encontrar dos variantes en las que su diferencia radica en la forma en que se escribe el número en el nombre de Carlos IV, pudiendo ser a la etrusca “IIII” o a la romana “IV”.

En el resto de acuñaciones encontramos ya grabado el retrato que corresponde al nuevo rey, su “busto propio”, del que podemos encontrar ejemplos en todos los valores y que debemos recordar que es diferente al utilizado en la moneda peninsular.

Debe tenerse en cuenta que existen algunas variantes del retrato, aunque no especialmente diferentes, en algunas cecas y valores.

En Lima, por ejemplo, existen hasta tres variantes en piezas de diferentes valores, denominándose a éstas como de primer, segundo o tercer busto dependiendo del que haya sido grabado en ellas.

La ceca de Potosí es otro buen ejemplo en el que podemos encontrar también emisiones con esta peculiaridad.

Durante este periodo de la numismática española encontramos una mayor variedad de lo que podría parecer en un primer momento, haciendo por tanto de sus monedas un objeto deseado por muchos coleccionistas de moneda antigua.

Estas piezas, además, son el vestigio de la que por aquel entonces continuaba siendo una de las monedas más importantes del mundo.