Mina y Monedas de Potosí
Una de las dos cecas más importantes de plata de todo el Imperio español fué la ceca de Potosí, ubicada en el antiguo Virreinato del Perú y en la actual Bolivia. Esta ceca se encontraba situada al lado de una colina, el Cerro Rico de Potosí , que sería una de las minas más importantes de plata de la Historia, la cual suministraría directamente la materia prima a la ceca. Lo que en un primer momento fue un pequeño asentamiento inca ubicado en los Andes, pasaría a ser una de las urbes de mayor tamaño y más ricas de la cristiandad en menos de un siglo.
Anteriormente la primera mina de plata que los españoles explotaron en el recién conquistado Perú fue la mina de Porco, e instalaron la capital administrativa, La Plata, a una altura más baja. Pero fue en 1545, cuando un capataz nativo llamado Diego Hualpa, a mitad de camino de Porco a la Plata, le mandaron escalar un cerro de color rojizo que los nativos llamaban Potoc-chi con el objetivo de encontrar una ofrenda fúnebre en un santuario inca. Una vez logrado y bajando por la montaña el viento lo tumbó, y su brazo se hundió en la tierra, descubriendo así tierra rica en mineral de plata. Al año muchos españoles, indios y esclavos africanos se establecieron en un asentamiento al pie de la montaña y empezaron a explotar 5 vetas alrededor de la montaña. El virrey del Perú concedió el permiso para erigir una casa de la moneda real en Potosí. En 1575 se funda la Casa de la Moneda Real de Potosí, cuya mano de obra fueron indios reclutados y esclavos africanos.
La producción de plata en Potosí empezó a principios de 1570, gracias al descubrimiento de un proceso de la extracción de la plata mediante mercurio, a la par que se estableció un sistema de trabajo obligatorio al que se denominaba la mita.
La institución de la mita llevaba impuesta desde la época incaica para las labores del mantenimiento del estado, más orientada hacia la construcción de infraestructuras públicas, y fue reorganizada posteriormente por los españoles dirigida sobre todo hacia trabajos de minería. Consistía en la obligación de que una séptima parte de cada distrito, trabajaría en la mita por un periodo de tiempo determinado que solía rondar un año. Era un sistema de trabajo rotativo. La hoja de coca tuvo bastante importancia en el trabajo y la producción de la plata, ya que los trabajadores indígenas la consumían por el efecto que les proporcionaba, disminuyendo así su cansancio. Tal fue su consumo que la venta de coca se convirtió en una de las principales actividades económicas en el Virreinato del Perú, la 2ª después de la minería.
En cuanto al proceso de extracción de la plata llamado amalgamiento, que vino a reemplazar al proceso de fundición, el cual funcionaba con las menas de alta ley, para poder aprovechar al máximo las menas de baja ley. Se trataba de un proceso que trajo de Europa Bartolomé de Medina. Consistente en mezclar las menas de plata con mercurio y agua salada para obtener la plata pura. Su método de amalgamiento se denominó método de patios. Como estas rocas andinas no tenían tantos residuos de cobre como si ocurría en Europa, el proceso químico no terminaba de funcionar, por ello Bartolomé de Medina le añadió un último ingrediente a la fórmula, el sulfato de cobre, con el que conseguiría que la extracción de plata fuera un éxito.
Los esclavos que provenían de África los traían de los actuales territorios de Angola y del Congo. De la península traían maquinaria para la mina, alimentos, vino y hierro. El ganado útil para la carga de las mercancías provenía de Argentina. El mercurio, el componente esencial para el proceso de amalgamiento lo traían de la mina peruana de Huancavelica, de la Península Ibérica de la mina de Almadén, y de la actual Eslovenia también se traía este metal de la mina de Idrija.
Las primeras monedas que se fabricaron en Potosí fueron las macuquinas. Estas se hicieron en dos variantes, la del primer tipo fueron las de escudo y cruz de Jerusalén que se acuñaron entre los mandatos de Felipe II y parte del de Felipe IV (1575-1652).
El segundo tipo de monedas que se acuñaron tenían la cruz latina y las columnas de Hércules 1652 -1773, entre los reinados de Felipe IV y Carlos III.
Los corazones de Potosí se empezaron a acuñar en 1693, únicamente en la ceca de Potosí. La forma de estas monedas es igual al símbolo católico del Sagrado Corazón de Jesús. Tenían forma de corazón asimétrico, y en la parte superior tenían una corona con llamas. Existe por un lado la teoría de que estos corazones habían sido utilizados como exvotos, ya que hubo muchos exvotos con este estilo del sagrado corazón que han sido localizados en muchas iglesias. Otra teoría dice que pudieron ser joyas que se colgaban ya que muchos tienen un agujero en la parte superior. No se puede asegurar ninguna de estas teorías, pero lo más seguro es que no fueran monedas de curso y fueran creadas para personas particulares. En un principio solo se acuñaron monedas de 1, 2 y 4 reales, pero a partir de 1702 se empezaron a acuñar monedas de 8 reales. Se conocen alrededor de 126 ejemplares.
En 1640 la acuñación de monedas fue creciendo mientras la extracción de plata de las minas empezó a decaer, por lo que se pensó que algo sospechoso estaba pasando. En 1641 comerciantes italianos comunicaron que las monedas con la marca de Potosí tenían una ley por debajo de la original.
La noticia rápidamente recorrió todo el mundo y para finales de la década de 1640 las monedas de Potosí no eran aceptadas internacionalmente. Por ello la corona envió a un ex inquisidor con el propósito de investigar y arreglar el problema. Terminaron ajusticiando al principal instigador de este fraude, el cual era Francisco Gómez de la Rocha, el comerciante que proveía a la ceca con la plata; y al ensayador de turno Ramírez de Arellano. Por ello estas monedas de inferior ley acuñadas entre 1641-1642 reciben el nombre de rochunas. En 1649 enviaron desde Madrid al ensayador Juan Rodriguez de Rodas con el propósito de paliar el problema que se había generado en Potosí acuñando monedas de buena ley. Estas nuevas monedas, “rodasas” quedaron con 5 o 6 granos de plata menos que las monedas originales, se piensa que esto fue en parte, para ganarse la confianza del mercado internacional. Esta falta de plata iba marcada en estas nuevas monedas con un resello que señalaba de cuantos reales se componía la pieza (7 vs 8, etc.). Lo que se decretó en 1650 es que fueran fundidas y reacuñadas con la ley que les corresponde, aunque volverse a ganar el prestigio y la confianza en el mercado internacional llevó casi una década. El motivo con el que se empezaron a acuñar en 1651 las nuevas monedas con las columnas de Hércules, fue para distinguirlas de las anteriores que habían adquirido mala fama por su plata baja.
En 1767 se abandona la fabricación de monedas macuquinas para empezar a acuñar las monedas redondas, las cuales se hacían a molino y a volante con cordoncillo en el canto, hecho con la máquina de cerrilla. Aquí se deja de grabar la P de Potosí en la leyenda como se veía en las macuquinas, para fijar un nuevo monograma con la P, T y S juntas. Para la acuñación de estas nuevas monedas se construyó una segunda Casa de la Moneda de Potosí, con una nueva maquinaria perfeccionada para la fabricación de este nuevo tipo de monedas. El cordoncillo dificultaba la tarea de la falsificación y de poder retirar plata de las monedas limándolas, como en las que estaban hechas a martillo.
El diseño de esta nueva moneda será el del columnario que ya llevaba acuñándose en otras cecas americanas desde 1733 y se empezará a acuñar en Potosí en 1767. Por una real disposición en 1772, se sustituyen los columnarios por monedas de busto, las cuales empiezan a acuñarse en Potosí en 1773.
A la ceca de Potosí le fue permitido acuñar monedas de oro por decreto de la corona en 1777, cuando ya tenían en Potosí la tecnología necesaria para fabricar monedas de cordoncillo. Su acuñación empezó en 1778, aunque en un menor número de las que se hicieron de plata. El oro era extraído en las inmediaciones de Potosí, y el que se obtenía antes de 1778 se había estado llevando a la ceca de Lima.
Las acuñaciones de Potosí perdurarán hasta 1825 , con algunas interrupciones provocadas por la lucha de la independencia.
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