Macuquinas o cobs, las monedas hispanas que no parecen serlo pero que dominaron el mundo
Macuquinas o cobs, las monedas hispanas que no parecen serlo pero que dominaron el mundo
A medida que se descubrieron minas de plata adicionales en los territorios que fueron siendo descubiertos por los españoles, hubo una demanda apremiante de exportarlos a la metrópoli lo más rápido posible. Ante la falta de maquinaria de acuñación apropiada y siguiendo la antigua fórmula de la acuñación a martillo primero y el recorte con cizallas después, las casas de moneda en el Nuevo Reino produjeron una acuñación irregular llamada Macuquina o Cob.
La Corona de Castilla desarrolló dos virreinatos en tierras de Indias: el primero, creado en 1535 y llamado Nueva España, cubría todos los territorios hispanos al norte del istmo de Panamá; el segundo, establecido en 1544 con el nombre de Virreinato del Perú, incluía enormes territorios al sur de Panamá. Nombrados por el rey, los virreyes se encargaban de, entre otras tareas, asegurar el flujo de metales preciosos y joyas desde esos territorios hasta los cofres de la España continental o, más específicamente, los reinos de Castilla. En ambos virreinatos se acuñaron Macuquinas.
Qué significa Macuquina o Cob
Muchos autores e investigadores coinciden en que el nombre de Macuquina puede provenir de la lengua Quechua, ancestral lenguaje originario de Perú y del imperio Inca, concretamente de lo que hoy en día es la región de Cuzco, y su derivación del término indígena Makkaikuna “la cosa golpeada”.
Esa “cosa golpeada” era el resultado de que, en lugar de extender una barra o lingote de plata en una hoja de un grosor específico que luego pudiera cortarse en discos redondos lisos que se estamparían en monedas, se empleó un método más rápido: simplemente se cortaba con cizallas una barra de plata en trozos del peso apropiado. Estos pequeños grupos de “astillas” metálicas se trataron como si fueran láminas o planchas terminadas y se golpearan con un martillo entre dos troqueles.
“El nombre de Macuquina puede provenir de la lengua Quechua, ancestral lenguaje originario de Perú y del imperio Inca”
De hecho, la palabra española «cabo» (de la cual se deriva el inglés «Cob») se refiere al final de la barra; ya que, en este caso, se recortaba el extremo de la barra. El tamaño, la forma y la impresión de estas monedas eran muy irregulares, pero tenían el peso adecuado marcado por los ensayadores.
Muchas de estas Macuquinas o Cobs eran bastante gruesas y desfiguradas, con grandes grietas. Además, estos grupos desiguales hicieron láminas pobres por lo que, con frecuencia, solo una pequeña porción de la imagen grabada en el cospel quedaba impresa en la pieza tras el golpe del martillo.
Si una Macuquina tenía sobrepeso, los ensayadores simplemente cortaban un trozo, desfigurando aún más la moneda que quedaba convertida en un trozo deforme de metal.
No sería hasta el siglo XVII cuando comenzaron a producirse monedas de tamaño y formato completo, acuñadas en máquinas, prensas a volante, llevadas desde España. La tecnología de troquelado y punzonado hidráulico, capaz de producir monedas redondas de alta calidad, fue llevada en mulas hasta el Real Ingenio de Segovia desde la Ceca de Halt, en Austria, en la década de 1580. Aún así, la antigua Casa de la Moneda Real de Segovia seguía produciendo Macuquinas. La Ceca de Potosí fue la última en establecer esta tecnología avanzada, haciendo Cobs hasta 1772. Estas monedas redondas comenzaron a llamarse “acuñaciones reales o de representación”, pero fueron las Macuquinas las que se produjeron en masa.
La intención de acuñar estas Cobs pesadas con precisión era la de producir un producto fácilmente portátil que pudiera enviarse a España. Una vez allí, tras cruzar el océano con mil preligros y llegar hasta Sevilla, las Macuquinas se fundirían para producir joyas de plata, monedas redondas, barras y otros artículos.
Macuquinas de ámbito internacional
Estas piezas también circularon como monedas, y muchas de ellas fueron remitidas a las colonias inglesas donde se usaron como circulantes en el comercio y se acumularon como especie. A medida que las Macuquinas se producían, era bastante fácil para los colonos recortar un poco de plata y luego pasar la moneda a su valor total. Además, debido a su diseño rudimentario, fue fácil hacer Cobs falsas, más ligeras, utilizando la plata recortada para su fundición. Muchas de estas Cobs españolas, recortadas y más livianas, acabarían siendo fundidas en Boston para hacer la acuñación de monedas de plata de Massachusetts.
Sus valores nominales y tipología
Las monedas Macuquinas realizadas en plata, se produjeron en denominaciones de uno, dos, cuatro y ocho reales (con un peso aproximado de 27 gramos) bajo los reinados de Felipe II (1556-1598) y Felipe III (1598-1621). A esta serie de piezas se e añadió un medio real bajo Felipe IV (1621-1665). De igual manera, se produjeron durante los reinados de Carlos II (1665-1700), Felipe V (1700-1724 y 1725-1746), Luis I (1725), Fernando VI (1746-1759) y Carlos III (1759-1788). Las acuñadas en oro contaban con valores nominales de 2, 4 y 8 escudos.
Las Macuquinas de oro se produjeron por primera vez en 1622 en la Ceca de Santa Fe de Bogotá, seguidas por la Ceca de México en 1679 y , posteriormente, la Ceca de Lima en 1696. La primera acuñación de oro molido, a menudo conocida como oro de retrato, se acuñó en México en 1732. La producción de Cobs de oro continuó hasta 1750, después de lo cual se reemplazaron completamente por monedas fresadas. También en ese año se inauguró una nueva casa de moneda en Santiago, que producía principalmente monedas de oro.
Las monedas de estilo Cob se dividen en dos grupos básicos en función de sus marcas anversas: los «pilares y tipo olas» y el «tipo escudo». Sus reversos suelen llevar una cruz o un escudo cuarteado con las armas de Castilla y León.
El anverso de una Macuquina muestra una imagen de las dos columnas de Hércules y olas del mar o, con posterioridad, el escudo de los Habsburgo coronado, con la marca de la Ceca y las iniciales del ensayador a la izquierda y la denominación o valor nominal a la derecha del escudo. La leyenda, aunque con frecuencia falta en los cospeles, es una variación del nombre del rey más el DEI GRATIA (Por la Gracia de Dios).
El reverso muestra los escudos de Castilla y León dentro de un diseño de cuadrícula. Las armas son similares a las de las monedas de plata de Carlos y Juana, pero las dos líneas que se cruzan, dividiendo el escudo en cuadrantes, se enfatizan de modo que representan una cruz en el centro del escudo con las imágenes del castillo y el león en sus respectivos cuarteles La leyenda, en el caso de que pudiera verse completa sería REX HISPANIARUM ET INDIARUM (Rey de las Españas y las Indias,). A partir del siglo XVII, la mayoría de las macuquinas estaban fechadas, pero esta información se agregó a la leyenda del anverso y, por lo general, no se recogió en el estampado de la moneda.
Una curiosidad: Macuquinas del Sagrado Corazón
En la década de 1690, la Ceca de Potosí producía Macuquinas de plata con forma de corazón a menudo llamadas “Corazones de Potosí”. La forma es la del símbolo católico del Sagrado Corazón de Jesús, un corazón asimétrico con llamas que a veces salen de la parte superior.
Muchas de estas piezas tenían un agujero en la parte superior para colgarla como joya. De esta tipología se encuentran “corazones” con denominaciones de 1, 1, 2, 4 y 8 reales y pesos bastante correctos.
Todas son escasas, y las más grandes son extremadamente raras. También se hicieron en forma de pájaros y manzanas o granadas.
Curiosamente, ni las casas de moneda cuyos trabajadores las hicieron, ni las iglesias que alguna vez recibieron a algunos de estas Macuquinas como ofrendas votivas tradicionales, tienen ninguna documentación sobre estas piezas. Debido a que estas monedas estaban dentro de las tolerancias de peso de sus tipos, parecería que los oficiales de Ceca permitieron que se hicieran.
Cómo leer una moneda Macuquina
Como es de toda lógica, la lectura de una moneda Macuquina o Cob es, aveces, muy complicado. Debido sobre todo a que los espacios donde aparecen las leyendas, fechas, marcas de Ceca o de ensayador son en muchas ocasiones cercenadas total o parcialmente tras la acuñación de las mismas.
Si las iniciales de un ensayador están presentes y la Ceca es conocida, entonces se pueden determinar algunos parámetros de datación, ya que las fechas están disponibles para muchos ensayadores.
Además, los detalles particulares sobre el escudo del anverso difieren para cada regla, por lo que algunos ejemplos sin otras pistas a menudo se pueden fechar a un rey específico, si el escudo es distinto.
Si falta la marca de Ceca, la cruz inversa puede ayudar a identificar la casa de la moneda en cuestión. Por ejemplo, una cruz de Jerusalén con una bola en cada extremidad señala a la Casa de Moneda de México.
Y muchos elementos más dignos de ser reseñados en un amplio tratado.
Como siempre, el acercamiento a un profesional numismático, como es el caso de Numismática Mayor 25, ayudará enormemente a la identificación de este tipo de monedas.
Hasta pronto!
Por José María Martínez Gallego.