¿Cómo conservo las monedas de mi colección, cómo las cuido, dónde las guardo?
«¿Cómo conservo las monedas de mi colección, cómo las cuido, dónde las guardo?»
Con esa pregunta finalizaba la anterior presencia en este Blog Mayor25, cuando cerraba el anterior artículo “Quiero coleccionar monedas, pero ¿por dónde empiezo?”. En el mismo ofrecía algunas pautas para iniciarse en el coleccionismo de monedas, con múltiples posibilidades desde las actuales monedas circulantes con valor nominal en euros, hasta las tetradracmas griegas.
Ya tenemos pues el tipo de colección, ahora, una vez que iniciemos la labor de búsqueda y adquisición de las monedas que lo contengan hay que pensar cómo y dónde las guardamos.
Las colecciones de monedas tienen una historia profunda y rica, y para conservar esa historia necesita almacenar sus monedas para que no se dañen.
Lo primero, desechar la anacrónica costumbre de “juntarlas” en una caja o tarro de cristal. Eso solo les sirve a los «juntamonedas», pero no a los coleccionistas.
Álbumes y soportes contenedores para coleccionar monedas
Pongamos el ejemplo de que se han decidió por coleccionar euros.
Como decía en el anterior artículo, hay 23 entidades emisoras, entre países miembros de la Eurozona y facultados para que el euro circule en su territorio como en el caso de los 4 micro estados. Por tanto, si contamos con un cono monetario de 8 valores faciales por año y país y multiplicamos por los emisores nos salen cada año 184 piezas, más aquellas monedas de 2 euros conmemorativas anuales.
Un volumen ya de por sí importante.
También podemos reducir la colección a un solo país, el propio, por ejemplo, con lo que el número de piezas a coleccionar al año es de 9. Si tomamos la colección desde su inicio en 2002, hasta la fecha la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre ha acuñado 17 series, más las conmemorativas.
Por tanto, se reduce enormemente la capacidad de coleccionar estas monedas.
Para un caso u otro, los 23 países o el propio, existen álbumes especiales de anillas con hojas plastificadas que contienen en sus cuadrículas el número exacto de monedas de cada anualidad y emisión. Fácil, ¿verdad?
Pero si la intención es realizar una colección especializada en euros de colección, es decir, sumando piezas con errores y variedades. A este tipo de álbumes se les puede sumar hojas individuales donde colocar las monedas extras.
Para monedas emitidas anteriormente, Juan Carlo I o Estado Español, también existen en el mercado álbumes especializados que, incluso, marcan serigrafiados los nombre de cada pieza y valor nominal. Solo hay que ir “cubriendo casillas”.
Además de álbumes, existen cápsulas para conservar monedas de cualquier época, con más o menos antigüedad. También existen los típicos cartones individuales en los que se introduce la pieza, con la posibilidad de escribir el nombre de la moneda, fecha de emisión, ceca de acuñación, personaje emisor, fecha de adquisición o precio.
Bien en cápsulas, cartones o bolsitas plastificadas contenedoras, cada moneda puede reposar sobre el fondo aterciopelado de una bandeja que, poco a poco, podrá formar parte de un conjunto apilado dentro de apropiados contenedores metálicos o de madera.
¿Cómo cuidar y conservar una colección de monedas?
Una vez que ya tenemos el formato que contendrá nuestra colección, siempre lo más alejada posible de las inocentes manos de niños y cuñados, ahora algunos consejos de conservación de cada elemento que conformará nuestra colección. Y nunca ubicados en áticos o sótanos, alejándose lo más posible de la cocina donde los aceites y la humedad puedan penetrar rápidamente en sus álbumes, bandejas o contenedores.
Las casas de moneda las acuñan de metal y, a excepción del oro, la mayoría reaccionará negativamente con una variedad de diferentes factores ambientales. Algunos de los metales más comunes utilizados en las monedas son el cobre y la plata. Estos metales también son algunos de los más reactivos químicamente.
Si sabes cuál es el enemigo de tu colección, puedes crear un plan de defensa para protegerla.
La humedad es el mayor enemigo de una moneda.
Las monedas de cobre y plata son uno de los metales más comunes utilizados en la producción de monedas.
Desafortunadamente, estos dos metales reaccionarán químicamente cuando entren en contacto con el agua. El vapor de agua está a nuestro alrededor en diversos grados y puede filtrarse en casi cualquier cosa. Por desgracia, esta es una de las causas ambientales más difíciles de prevenir.
El calor, por sí mismo, no daña necesariamente las monedas.
Pero el calor reduce el tiempo que tarda una pieza en dañarse por otros factores ambientales como la humedad, los ácidos y la contaminación del aire. En el otro extremo, el frío también puede dañar la delicada superficie de las monedas sin circular cuando la humedad se condensa en agua líquida que se deposita en la superficie de la misma.
Los ácidos, otro enemigo mortal de la moneda.
La fuente más común de los ácidos, otro enemigo mortal de la moneda se encuentra en los suministros de colección que están hechos de papel y cartón estándar donde se usó el ácido en el proceso de fabricación.
Con el tiempo, estos ácidos se filtran fuera del papel o cartón y causan tonificación y erosiones, especialmente en las monedas de cobre y plata. Los adhesivos utilizados en el embalaje también pueden emitir ácidos.
Otra fuente de ácido son los muebles de madera y los materiales cotidianos del hogar, como las soluciones de limpieza y los vapores emitidos al cocinar.
El cloro provoca también una reacción química que tendrá un impacto negativo en la apariencia de sus monedas. Esto puede variar desde una tonificación poco atractiva a la corrosión que causa picaduras en la superficie de la moneda. Una de las principales fuentes de esto son los flips hechos de plástico que contiene PVC (cloruro de polivinilo).
¡El ser humano!
No obstante, el mayor enemigo de un coleccionista de monedas es el manejo inadecuado de las monedas.
Tocarlas directamente con los dedos puede dejar depósitos de ácidos y aceites que dañarán la superficie. Además, dejar caer una moneda sobre una superficie dura puede causar un daño irreparable que reducirá el valor de la misma.
Por tanto, las manos hay que vestirlas con guantes de algodón. Además, es recomendable no tocar el anverso o reverso de la moneda para no dañar su superficie grabada. Lo aconsejable es siempre sujetarla por el canto, liso o estriado, utilizando los dedos pulgar e índice.
Otro prudente consejo es que manipule siempre las monedas sobre una superficie suave y mullida. Si se le cayera una moneda, trate de que no se golpee con una superficie dura, de madera, metal o piedra. Si trabaja con las monedas sobre una superficie compacta, coloque una toalla o una gamuza ecológica debajo de las piezas para proteger mejor su colección. Si la moneda se le “escapa” de las manos siempre tendrá un “colchón” que las recoja sin daño.
‘Es importante cuidar tus monedas para no tener nunca que limpiarlas’ – Weimar White
Todos estos consejos y otros muchos más podrán ir sumándolos a sus conocimientos poco a poco, y seguro que mucho mejor con la ayuda de un profesional numismático, como es el caso de la tienda de compraventa de monedas Numismática Mayor25 situada en Madrid, que en cada caso les orientará sobre qué hacer o cómo proceder en cada caso que les plantee.
¡Hasta pronto!
Por José María Martínez Gallego.