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“Monedas de Bolsa” históricas y extranjeras

Por la Línea 3 del Metro de Paris se accede al Distrito II, el más pequeño de la capital francesa, también conocido como Barrio de la Bolsa o “Arrondissement de la Bourse”, una maravilla de calles perfectas y planamente adoquinadas por las que los viajeros y parisinos se pierden para admirar los escaparates de numerosos comercios de antigüedades, coleccionismo, buenos restaurantes y boutiques cercanos al edificio de la Bolsa o al de la Biblioteca Nacional.

Deambulando por la rué Richelieu, rue Vivienne o la propia Place de la Bourse, el visitante se encuentra con una serie de comercios numismáticos, desde Maison Platt, Vayson, Jean Vinchon, Burgan o Maison Monétaire de la Bourse entre otras muchas tiendas que destacan la mayoría por la particularidad de tener en su interior unos grandes paneles verticales con cotizaciones de monedas acuñadas en oro durante el siglo XIX y principios del XX. Son las denominadas “Monedas de Bolsa”, de las que ya adelantábamos la visión española en nuestro artículo anterior.

La referencia actual es sobre una gran serie de singularidades con tres patrones comunes: fueron acuñadas en oro, su valor facial era de “20”, ya fueran francos franceses, francos belgas, francos suizos, liras, dracmas, soberanos, coronas austro-húngaras, coronas danesas, florines holandeses, marcos alemanes, etc., cuyas paridades estaban basadas en el franco francés.

 

De igual manera, hay otros elementos más que se suman a la uniformidad de criterios de emisión y acuñación de estas monedas, que fueron máximos exponentes de circulación en su día y hoy auténticos valores de inversión: todas las monedas cumplen con un igual fino de oro de 900 milésimas; el peso es similar en todas, 6’45 gramos de los cuales 5’8 gramos lo son en oro; en tercer lugar, todas las piezas cumplen con un diámetro de 21 milímetros. Fino, peso y medidas estándar a todos estos bullion históricos, incluidas las 20 pesetas españolas de Alfonso XIII. La salvedad está en los soberanos acuñados en Gran Bretaña a nombre de Eduardo VII o Jorge V, pues además de que su fino es de milésimas, su peso cambia hasta los 7’98 gramos y su diámetro también es algo mayor, 22 milímetros.

La mayoría de estas monedas áureas surgieron a raíz de la creación de la Unión Monetaria Latina, en un intento por unificar varias divisas europeas en una sola moneda que pudiera ser utilizada en todos los Estados miembros, en una época en la que la mayoría de las monedas nacionales estaban aún compuestas de oro y plata, estableciéndose en 1865 hasta 1927, tras la I Guerra Mundial cuando se dejaron de acuñar monedas de oro para la circulación.

Todas estas monedas se cotizan en sus diferentes países y en su conjunto en todos los países europeos. En algunos de ellos, como en Francia, con cotizaciones diarias, al igual que sucede en algunos mercados digitales de Internet.

Lo importante de todas estas piezas es que son admitidas en cualquier establecimiento numismático serio y responsable, como  la tienda Numismática Mayor 25 situada en Madrid, cuando el poseedor quiere venderlas, como ocurre con los bullion modernos tipo American Eagle, Filarmónica, etc.

La gran diferencia de las Monedas de Bolsa históricas es que suman su contenido de oro, aunque mucho menor, con su antigüedad, en algunos casos ya centenaria.

Como son muchas las monedas de inversión a las que aludimos, señalaremos en esta ocasión tan solo las de tres países: los 20 francos franceses, los 20 francos suizos y las 20 liras italianas.

 

Francia es el país que inició la emisión de este tipo de monedas y que, a su vez, cuenta con mayor tipología, pues inició con la imagen del emperador Napoleón III (1853-1860); al que siguió otra del mismo monarca, pero con cabeza laureada en años posteriores (1861-1870); para finalizar, entre 1899 y 1914 con la “Marianne” o el “Gallo”. Todas ellas acuñadas en La Monnaie de Paris.

Por su parte, la Casa de la Moneda de Berna inició su andadura con la acuñación de los 20 francos suizos, conocidos como “Helvética” (1883-1896) y “Vrenelli”1897-1949).

Por lo que se refiere a las 20 liras italianas, diversas casas de monedas como las de Turín o Roma acuñaron entre 1861-1878 a nombre de Víctor Manuel II, de 1879 a 1879 a nombre de Umberto I y, posteriormente, con la efigie de Víctor Manuel III (1902-1927). Por cierto, todas ellas son conocidas en el mundo de la numismática italiana con la denominación “Marengo”.

Tanto éstas como las nombradas anteriormente (belgas, griegas, danesas, británicas, coronas, florines, etc.), todas Monedas de Bolsa, son una gran opción para inversores y coleccionistas, junto a las piezas españolas de la misma tipología 25 pesetas de Alfonso XII y 20 pesetas oro de Alfonso XIII.

 

 

Solo insistir en el consejo de acudir siempre a numismáticos profesionales que ofrezcan seguridad en las ventas y seriedad en las compras, como en la madrileña Numismática Mayor 25.

¡Hasta pronto!

Por José María Martínez Gallego